El Vice Gobernador de San Martín Rodtland Reátegui Alegría llegó
este jueves con la primera ayuda del Gobierno Regional para los cientos de
damnificados y afectados por el desborde del Rio Huayabamba en los
distritos de Pachiza y Huicungo.
La
autoridad regional llegó al lugar en compañía del consejero regional Luis
Santillán Cárdenas, y en coordinación con los alcaldes Gilmer
Hurtado Flores de Huicungo y Rosemberth Hildebranth Guerra de Pachiza, hizo
entrega de víveres y agua a las familias que resultaron
víctimas del fenómeno climatológico en las capitales distritales.
Luego
llevando más ayuda humanitaria se dirigió en deslizador en un recorrido
de una hora río arriba, hasta los pueblos de Santa Inés, Pizarro,
Mojarras y Pucalpillo en el valle del Alto Huayambamba, donde pudo comprobar la
dura y difícil situación que viven cientos de familias con niños y
ancianos que han perdido casas, pertenencias, campos de cultivo.
El Vice
Gobernador con los
acaldes distritales se comprometieron a gestionar más ayuda humanitaria,
y a trabajar un proyecto que beneficie la entrega de
deslizadores a los caseríos más alejados del valle del Alto Huayabamba,
que servirán para atender las emergencias en esta zona a
donde solo se puede acceder por agua.
El
drama continúa.
Cabe
precisar, que el panorama es dramático y desolador, sobre todo en la comunidad
de Santa Inés que fue literalmente arrastrado por el río; se llevó
120 humildes viviendas construidas a base de barro y cañas, y solo 20
han quedado seriamente afectados.
Las
familias necesitan carpas, calaminas ropas, agua, víveres, utensilios
entre otros artículos para paliar el mal momento.
En
tanto las víctimas vienen siendo sostenidas por ollas comunes que son apoyados
por las municipalidades y empresarios de la zona.
En la
localidad de Huicungo se han reportado 29 casas caídas y 117 afectados.
En Pachiza, la creciente llegó a una altura de dos metros y
medio alcanzando los terrados de 20 precarias viviendas de quincha y
madera que se vinieron a abajo, y otras 100 casas afectadas a causa
de la fuerte presión del agua.
“Vivimos
momentos muy duros; con mucho dolor y tristeza vimos cómo nuestras
chozas de adobes se caían haciendo ruidos fuertes. Hubo mucha desesperación en
nuestros hijos y familiares ancianos a quienes solo atinamos
a refugiarlos hacia lugares seguros en el pueblo, dejando todas
nuestras pertenencias”, narró un damnificado.
Felizmente
no se reportó víctimas personales.
El río
Huayabamba ya mermó su caudal, pero se anuncian más lluvias; las
autoridades han convocado a la población a permanecer alertas y
ponerse a buen recaudo. (Carlo Augusto Pérez Pérez- San Martín)
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